Con las espumas que van blanqueando el horizonte
Llevadas por un mar que es eterno peregrino
Con las nieves que están colgadas de los montes
Caricias de silencio, regalo del invierno
Con el hombre esperanzado que mira el rayo
Que viene a brillar en medio de la tormenta
Con el soplo silencioso del ocaso apacible
Cuando la luna ilumina el más alto peñasco
Me voy a cantar
Los bosques de sol, los senderos de la esperanza
Y luego la eternidad
Me voy a cantar
Los bosques de sol, los senderos de la esperanza
Y luego la eternidad, y luego la eternidad
Con el pájaro allí arriba en el cielo azul
Donde va, sola sola, una nube errante
Con el tiempo, todavía mensajero divino,
Que transmite la idea de un mundo más feliz
Con el viento caprichoso que gira cien mundos
Besando cada sierra con sus dulces labios
Con el río furioso que corre entre las orillas
Y la inmensa dulzura de una flor que se abre
Me voy a cantar
Los bosques de sol, los senderos de la esperanza
Y luego la eternidad
Con los ojos iluminados por los días de abril
Pegajosos de amor y cargados de deleite
Con los corazones animados por el sentimiento sutil
De pertenecer a la tierra y a sus bellezas
Con el hombre encadenado, falto de estrellas
En la hora en que la noche despliega su dominio
Con el sueño arrancado, en busca de armonía
Que anda cojeando hacia el alba que llama
Me voy a cantar
Los bosques de sol, los senderos de la esperanza
Y luego la eternidad, y luego la eternidad...