Si llego tarde a casa de andar luchando
por esos mundos de Dios,
llego necesitado de tus caricias
y tus palabras de amor.
No me niegues un beso,
sólo por eso mala mujer.
Déjate querer, mujer, déjate querer.
Déjate querer, mujer cruel.
Déjate querer, mujer, déjate querer.
Déjate querer, mujer cruel.
Todo te lo he entregado,
te he regalado todita mi juventud,
y tú me das a cambio, con tu desprecio
penas amargas de cruz.
Que vida sin sentido,
sólo estoy vivo por tenerte junto a mi.
No seas así conmigo, soy un cautivo;
hazme un poquito feliz.
Ando desvariando, vivo penando
por esta loca pasión.
Si no pones remedio,
la calle en medio y es toda mi solución.